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CITAS: Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto. Lucas 9, 28-36

Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto. Lucas 9, 28-36
El rostro de Dios es inseparable del rostro de aquellos que comparten con nosotros el camino de la vida, en esta tierra nuestra. Es el rostro de los otros el que nos cuestiona, el que nos golpea y nos mueve de nuestros asientos. Buscar el “rostro” de Dios es buscar el rostro de aquellos para los que Dios vive y entrega su vida: los que, en ocasiones, son ignorados, silenciados, olvidados, pasan desapercibidos, o a los que hemos quitado, consciente o inconscientemente, la dignidad de ser amados. ¿Somos capaces de descubrirlos?

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