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WITHIN me: Cuando como, como; cuando duermo, duermo

Cuando como, como; cuando duermo, duermo
Me ha costado cuatro décadas comprender que el hombre empieza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo. Que empezamos a dar frutos cuando dejamos de construir castillos en el aire. Que no hay nada que no tenga su cepa en la realidad. Cuanto más se familiariza uno con la realidad, sea esta cual sea, mejor. Al igual que el niño que está aprendiendo a montar en bicicleta logra montar de hecho cuando se sumerge a fondo en esta actividad y, por contrapartida, se cae al suelo cuando se para a considerar lo bien o mal que lo está haciendo, así nosotros, todos, en cualquier actividad que llevemos a cabo. En cuanto comenzamos a juzgar los resultados, la magia de la vida se disipa y nos desplomamos; y ello con independencia de lo alto o bajo que haya sido nuestro vuelo. Esto es, en esencia, lo que enseña la meditación: a sumergirse en lo que estás haciendo. «Cuando como, como; cuando duermo, duermo»: dicen que fue así como un gran maestro definió el zen. Con este espíritu, no es solo que se gaste menos energía en el desarrollo de una determinada actividad, sino que hasta sale uno tonificado de ella. Del libro “Biografía del silencio”, de  Pablo d’Ors
Comenta la frase “Empezamos a dar frutos cuando dejamos de construir castillos en el aire”.

Comentarios

  1. Crec que per fer una cosa malament nosaltres no ens hem d'ensorrar. Sempre en tot el que puguem hem de buscar la part positiva i mai la part negativa.

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