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Enfocar: Amar a Dios y al prójimo. ¿Quién va primero?


Amar a Dios y al prójimo. ¿Quién va primero?

Los líderes judíos de la época de Jesús a menudo discutían por causa de la importancia relativa de los mandamientos. Así que cuando un abogado le pide a Jesús que opine sobre la pregunta “¿cuál es el gran mandamiento de la Ley?” (Mt 22:34-40), en el fondo le están pidiendo a Jesús que escoja un bando en un debate que ya era una abierta polémica.

Pero Jesús los descoloca al responder no solo qué mandamiento es el más grande, sino la forma en la que las personas lo pueden cumplir. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Y luego agrega un segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús une el segundo con el primero, diciendo que “es semejante”.

La mejor manera de amar a Dios es amar a aquellos a quienes Dios ama, o sea, a nuestro prójimo, a nuestros semejantes, a las personas que tenemos a nuestro lado, a los pequeños y necesitados. ¿Y quienes son hoy día nuestros prójimos? Los necesitados de hoy en día son las personas que viven en una situación vital de extrema precariedad y vulnerabilidad, por los motivos que sean, que dependen para su supervivencia de la ayuda y el socorro de los demás. Se trata de personas vulnerables, y que, por lo mismo, están expuestas a peligros que pueden poner en riesgo su dignidad personas. A ellos, sí, a ellos, nos pide Jesús que acojamos en nuestro corazón. ¿Estamos dispuestos a ello?


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