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Enfocar: 42 generaciones


Hoy, en el evangelio se lee la genealogía de Jesús, y viene al pensamiento una frase que se repite en los ambientes rurales catalanes: «De Josés, burros y Juanes, los hay en todos los hogares». Por eso, para distinguirlos, se usa como motivo el nombre de las casas. Así, se dice, por ejemplo: José, el de la casa de Filomena; José, el de la casa de Soledad... De esta manera, una persona queda fácilmente identificada. El problema es que uno queda marcado por la buena o mala fama de sus antepasados. Es lo que sucede con el «Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mt 1,1). Rastreando los personajes de la lista, podemos apreciar que Jesús —por lo que se refiere a su genealogía familiar— no presenta un “expediente inmaculado”. 

Con ello, Mateo nos está diciendo que Jesús es verdadero Hombre. Dicho de otro modo, que Jesús —como todo hombre y como toda mujer que llega a este mundo— no parte de cero, sino que trae ya tras de sí toda una historia.

Me he planteado alguna vez que soy resultado de una historia. ¿La conozco? ¿De qué modo me ha configurado tal como soy? Si tienes tiempo, en casa o en otro lugar, mira este vídeo.  https://youtu.be/kx4KRCYOizI y piensa en todo lo que implica saber que estamos unidos por un mismo ADN. 

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