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Enfocar: Ceguera


¿Conoces el relato del ciego Bartimeo?. Se encontraba al borde del camino por su enfermedad. El encuentro con Jesús provoca en él un salto de fe, invitado por las palabras "Coraje! Levántate que te llama". Bartimeo es capaz de poner toda su confianza no en los cálculos previos que le digan que todo saldrá bien, sino en aquel que lo llama y que sabe que lo ama.

A veces uno vive con los ojos cerrados. Nos percibimos, como Bartimeo, sentados en la zona de confort y sin capacidad para dar un salto por inseguridad, miedo o comodidad... Muchas veces estamos encerrados en nuestro egoísmo, buscando la felicidad allí donde no está, porque no vemos el camino. Estamos como medias con la vida: sin entrar del todo en el camino.

Tenemos que salir de este mundo que nos deslumbra con mil y una cosa y no nos deja ver lo esencial. Recobrar la vista nos pide identificar y alejarnos de todo aquello que nos impide ver, o nos hace ver que no existe.

A menudo, es el encuentro con el otro cuando te descubres capaz de mirar de otro modo el mundo, la vida, la gente. Volver a encontrar una voz que nos ayude a caminar juntos hacia una meta. Esta es una tarea que nos urge emprender. Cada uno a su tiempo, a su manera, con atajos en el camino, con obstáculos, con caídas, con subidas y bajadas... pero juntos caminando.

Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga?". El ciego respondió: "haz que vea" Mc 10, 51

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