Es una canción que nos invita a abrir nuestras puertas, nuestros brazos, nuestros hogares, nuestras entrañas para dar cabida a la acogida del que llega, del que nos ofrece otro punto de vista, del que nos enseña otro modo de sentir, del que nos provoca otro modo de mirar, del que nos suscita aquella nueva pregunta o nos dibuja aquella incertidumbre que nos impulsa a nuevos intentos, tal vez aún no imaginados, que nos lanzan a descubrir otros modos de ser y de existir.
Decir "hermano" nos adentra en el terreno común de la humanidad, del ser persona, del ser humano, de ser –en definitiva– más allá de la raza, el color, la nacionalidad, la espiritualidad o la creencia.
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