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Enfocar: Empieza el Adviento


La esperanza es la actitud que mejor describe la invitación que nos hace, cada año, el Adviento. En estos momentos, históricamente marcados por las múltiples crisis asociadas a la pandemia de coronavirus, quizá sea la esperanza lo que más intensamente necesitamos y aquello que con más cuidado debemos cultivar.
Hombres y mujeres vivimos la vida pensando en el futuro (cuando termine mis estudios, cuando me case, cuando tenga hijos, cuando me jubile, cuando pase esta pandemia…). Ciertamente, la esperanza se suele manifestar en nosotros cuando nos enfocamos hacia el logro de nuestros anhelos en el futuro. La esperanza es un estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Sin embargo, hemos de ser conscientes que la esperanza se da también en nuestro pasado, como diversos momentos de iluminación que nos hicieron confiar y crecer. Éstos están disponibles como recursos propios para fortalecer nuestra esperanza hoy. Y, por último, se da en nuestro presente manteniéndonos atentos, activos y llenos de energía; impulsados a la acción de la consecución de nuestras aspiraciones. Vivir con esperanza nos permite poner luz a cada acontecimiento de nuestra vida, sea el que sea.

Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos roben el gozo de la esperanza, porque Dios, que nos convoca a la entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas y la luz que necesitamos para echar adelante.

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