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hORAcine: Cambia de zapatos

 

La mano de obra de la industria del calzado trabaja en condiciones inseguras y por salarios de miseria. A menudo hablamos de la esclavitud como si fue algo del pasado. Un horror de otra época perpetrado y permitido por personas que nada tienen que ver con nosotros. Estamos muy equivocados. La esclavitud sigue siendo un grave problema en pleno siglo XXI. La diferencia es que el esclavo del siglo XXI y el de hace 100 años no son el mismo. El retrato de los nuevos esclavos nos muestra a personas de países pobres o en vías de desarrollo que buscan trabajo en las fábricas de ropa y calzado, pero lo único que encuentran es explotación laboral.
A nivel global, se estima que 24,9 millones de personas son víctimas del trabajo forzado. Se calcula que 16 millones son explotados por multinacionales y empresas en vez de por individuos privados (como es el caso de la explotación sexual). Uno de los sectores en los que más “esclavos textiles” encontramos es la industria textil y del calzado.  Un problema que se agrava si hablamos de género. Dos tercios de los trabajadores de las fábricas de ropa y calzado son mujeres.

No olvidéis que nosotros, como consumidores, tenemos un papel muy importante a la hora de combatir la esclavitud moderna. 

Debemos ser la conciencia de la sociedad. Comprometiéndonos activamente en la transformación de las estructuras sociales, políticas y económicas, podemos  redireccionarlas hacia la inviolabilidad de la dignidad de la persona humana y el bien común. Card. Luis Antonio Tagle

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