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Intuiciones: Vivir y mirar la muerte sin miedo


Con las festividades de Todos los Santos y difuntos, hemos entrado en el corazón del otoño, un momento para la reflexión serena, el recogimiento y la calma.
El acortamiento del día y la llegada del frío favorecen el recogimiento, la calma, la meditación y en este marco de pausa llega el momento de recordar a los difuntos, los santos y los muertos. La paz otoñal que oscila entre el gris de los días de lluvia y la luminosidad de algunos mediodías es un buen momento para la reflexión serenada, para la lectura reposada y para la caminata tranquila.
La naturaleza nos conduce hacia ese tiempo interior mientras el exterior reposa, se acorta la luz, el frío se hace presente, llovizna o el viento nos sacude. Por tanto, podemos sentir que es llegado el tiempo de mirar adentro y de tener presente que para que todo vuelva a brotar es necesario que las semillas estén enterradas y que el suelo se sazone de humedades. El ritmo de la naturaleza quizás nos invita a desprendernos de lo sobrante y a acercarnos a la esencialidad interior.
Los cambios estacionales y el ritmo de la naturaleza son nuestros aliados: hay un tiempo para nacer, para crecer, para madurar y abandonar este mundo. Si nos compasamos con los ritmos naturales podemos reencontrar nuestro estado vital. Todo tiene un ritmo, un ciclo, una constante transformación. Anclarse en la naturaleza permite adentrarse en la última realidad que, para los creyentes, es Dios.

@catalunyareligio.cat

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