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Madre Tierra: Tiempo de la creación

 


Cada año, del 1 de septiembre, Jornada Mundial de oración por la creación, hasta el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, los cristianos de todo el mundo estamos llamados a profundizar nuestra relación con el Creador, con todos nuestros hermanos y con toda la creación. El lema que se ha escogido este año para el Tiempo de la creación es “Que la justicia y la paz fluyan”. Y el símbolo que se ha elegido es "un río caudaloso"

La biodiversidad está perdiéndose a un ritmo que no se había visto desde la última extinción masiva. La esperanza de mantener el aumento de la temperatura media a 1,5 grados centígrados se está desvaneciendo. El mundo que hemos conocido, disfrutado y celebrado está cambiando rápidamente y sin remedio. El futuro de las personas jóvenes está amenazado por los efectos en cascada de la pérdida de biodiversidad y por el cambio climático. La industrialización, colonización, extracción y consumo de recursos han generado una enorme riqueza, pero con una distribución desigual. Los poderosos países del Norte global se han enriquecido a expensas de los países del Sur global.

Las actuales emergencias climática y ecológica afectan a los sectores más vulnerables, muchos de los cuales viven en los países menos ricos, que son los que menos emisiones han generado. Los pueblos indígenas representan el cinco por ciento de la población mundial y protegen a casi el 80 por ciento de la biodiversidad que queda en el mundo.

Actualmente somos más conscientes que nunca de la relación existente entre los combustibles fósiles, la violencia y la guerra. Sin embargo, podemos soñar y trabajar por un mundo en el que cada país produzca la energía que necesita a partir de los dones divinos del sol y el viento, en lugar de ir a la guerra por los combustibles fósiles.

La urgencia crece y debemos hacer visible la paz con la Tierra y con la Tierra, a la vez que la justicia nos llama al arrepentimiento y a un cambio en nuestra actitud y nuestras acciones. Cuando nos unimos al río de justicia y paz con las demás personas, se crea esperanza en lugar de desesperación. Pueden surgir arroyos en el desierto. Es posible construir una economía de paz en vez de una economía basada en el conflicto.

Juntos podemos ser un caudaloso río de justicia y paz que aporte nueva vida a la Tierra y a las futuras generaciones, un río que pueda mover las montañas de la injusticia.

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