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RELATOS DEL MUNDO: Henry Ford


¡Buenos días!
Un empresario llamado Henry quería contratar un ingeniero para su empresa automovilística. Después de muchas entrevistas, quedaron dos candidatos recién salidos de la misma universidad y curso. Como no sabía a cuál escoger, los invitó a cenar a los dos a su restaurante favorito.
Al terminar la cena y ya fuera del restaurante, el Sr. Ford le dijo a uno de ellos: “Estás contratado” y le agradeció al otro el haberse presentado, pero le indicó que no contaría con él.
El joven que había sido rechazado dijo a Henry:
–¿Puedo preguntarle algo?
–Claro– dijo Henry.
–En la cena no hemos hablado de ingeniería, ni de ventas, tampoco de tendencias de mercado, no nos preguntó sobre nuestras competencias, ¿por qué entonces ha tomado la decisión de contratar a mi amigo y no a mí?
Henry, con mucha tranquilidad y con inmensa sabiduría, le contestó:
–Mira, la primera razón es que durante la cena, tu amigo probó primero la carne y luego le puso sal; en cambio, tú miraste a tu amigo y primero pusiste la sal y luego probaste la carne. Me gustan las personas que prueban las cosas antes de hacer cambios. Los que cambian cosas sin antes probarlas pueden dañar una empresa, pueden perjudicar el empleo de muchas familias. La segunda razón, y más importante, es que tu amigo prestó atención a los camareros y camareras, les dio las gracias por pasarle la carta y el vaso con agua, pidió “por favor” un nuevo tenedor cuando el suyo cayó accidentalmente al suelo, etc. En cambio, para ti, los empleados fueron invisibles, solo fuiste atento y educado conmigo. El líder que busco para mi empresa no debe ver la jerarquía, tiene que ver al ser humano. Por eso a él lo he contratado y a ti no.
Entonces Henry se dirigió al joven al que sí había contratado y le dijo:
–Espero que alcances el éxito, pero para ello debes saber diferenciar entre el crecimiento, el progreso y el éxito. Si tú logras incrementar las ventas de la empresa, se llamará crecimiento. Si logras incrementar el patrimonio de la empresa, pero lo haces con ética, con disciplina, con honestidad y siguiendo normas, eso se llamará progreso. Y el progreso más humanidad, moralidad y espiritualidad se llamará éxito.
Y así terminó esta anécdota de Henry Ford, el empresario y fundador de los automóviles Ford, quien usó, en repetidas ocasiones, esta técnica para contratar sus puestos de más confianza en la empresa.
Y tú ¿qué tipo de persona eres en un restaurante?
¿Eres de las personas que buscan el crecimiento, el progreso o el éxito?

Deseo que, vayas donde vayas y te encuentres con quien te encuentres, descubras siempre que la persona que tienes delante tiene el mismo valor que tú por el simple hecho de existir. Y que ese hecho te permita descubrir que es la misma dignidad que os une la que os permite amaros como hermanos.

Que tengas un buen día.

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