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RELATOS DEL MUNDO: El ángel de los leprosos

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¡Buenos días!
En una época en que la medicina aún tenía sus limitaciones y el miedo a ciertas enfermedades generaba rechazo y estigmatización, había una isla cerca de China llamada Coloane que sufría enormemente. Abandonados y aislados, los cien habitantes de esta comunidad sufrían no solo la brutalidad de la lepra, sino el desamparo absoluto: sin alimentos saludables, sin agua potable, sin médicos, sin esperanza.
Fue entonces cuando el obispo de Macao pidió ayuda a los salesianos -una orden religiosa- para asistir a este pueblo que sufría de esa enfermedad y que vivía en condiciones extremas.
De entre todos los salesianos, hubo un hombre que decidió ir allá de donde otros huían. Este hombre no era un médico, ni un funcionario, ni alguien en busca de riqueza o reconocimiento. Era un simple sacerdote, un misionero salesiano que, impulsado por un poder superior, sintió el grito de desesperación de este pueblo que no podía ignorar.
Así que, a pesar del peligro de contagio y de las condiciones de vida durísimas, este misionero no dudó en aceptar el reto. Llegó a la isla en 1963 y se instaló entre ellos, sin intenciones de marcharse, decidido a cambiar aquella realidad. No temía la enfermedad ni el sacrificio; su propósito era claro y su dedicación, imbatible. En un acto de verdadera heroicidad, renunció a la comodidad y a la seguridad para dedicar su vida a servir a personas que el mundo parecía haber olvidado.
Desde su llegada, comenzó una transformación sin precedentes. Este hombre se las ingenió para traer enfermeros y médicos, proveer de alimentos frescos, restaurar las viviendas, introducir agua potable y electricidad. Hasta que, poco a poco, logró en la isla lo que para muchos era impensable: una comunidad digna y autosuficiente. Fundó una escuela y una iglesia, creó una granja y enseñó oficios para que cada persona pudiera trabajar y vivir con dignidad. En pocos años, aquella comunidad, antes sumida en la desesperanza, se había convertido en un hogar, un lugar donde la enfermedad ya no era una condena, sino una condición que podía afrontarse con fe y con solidaridad.
Este misionero pasó casi cinco décadas dedicándose a la comunidad, velando por cada uno de sus miembros como un verdadero protector. Con el tiempo, sus cuidados, su amor y su ejemplo inspiraron a la mayoría de ellos a abrazar la fe que él predicaba, no tanto con palabras, sino con cada acto de servicio. Cuando finalmente dejó la isla, el misionero, ya anciano, vio con sus propios ojos que en esa isla ya no quedaba ni una sola persona con lepra; todos habían sanado o encontrado una vida nueva.
Este héroe incansable, que dedicó su vida a sanar a los más marginados y a llevarles dignidad, paz y esperanza, fue conocido como el "ángel de los leprosos". Su nombre era Gaetano Nicosia.
  • ¿Qué crees que movió a Gaetano a ir allí?, ¿de dónde sacó esa valentía?
  • ¿Hasta dónde pondrías en riesgo tu salud y tu vida para ayudar a otros a quienes ni siquiera conoces?

Te invito a leer esta historia no como si de un superhéroe se tratara, sino como una simple persona que dio lo poco que tenía, su vida, para lograr un cambio en todo un pueblo. Qué diferente habría sido todo si Gaetano hubiera dicho que no iba, ¿verdad? Te invito a preguntarte qué responderás tú cuando te llegue el momento de escoger hacer un bien que pueda marcar un antes y un después en la vida de otras personas. ¿Será un sí o un no?

Que tengas un buen día.

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