¡Buenos días!
El barranco del Poyo no suele llevar agua, pero el martes 29 de octubre llegó a mover cerca de 2.300 metros cúbicos por segundo en algunos puntos. La crecida repentina a lo largo de este curso de agua, provocada por las lluvias torrenciales que horas antes habían tenido lugar cauce arriba, se convirtió en una trampa para miles de personas que regresaban a sus casas o salían de trabajar en los municipios de Catarroja, Paiporta, Sedaví o Torrent, en el área metropolitana de Valencia. Las consecuencias dramáticas son, a estas horas, de sobra conocidas: más de 200 muertos, miles de desaparecidos y destrucción de viviendas e infraestructuras.
Seguramente estos hechos no te suenan desconocidos, ¿verdad? Sabes que últimamente traigo noticias buenas y de esperanza a este espacio del blog "Madre Tierra", pero no por ello vamos a dejar de lado la realidad que nos azota, esta vez muy cerca de casa. Una realidad que mañana podríamos vivir cualquiera de nosotros, de nuestros familiares, de nuestras amistades... Por ello hoy te invito a compartir lo siguiente:
- ¿Cómo has vivido lo sucedido en la Comunidad Valenciana?
- ¿Te dan miedo estos fenómenos naturales cada vez más violentos por el cambio climático? ¿Qué es lo que temes?
Sabes que hay una parte positiva de esta historia, ¿verdad? Sí, por suerte, cuando suceden estas catástrofes, la humanidad reacciona ayudando de muchas maneras. Se solidarizan dando dinero, comprando comida, ropa, mantas... algunas personas se desplazan hasta ese lugar para ofrecer sus manos para lo que sea. Las catástrofes seguirán, pero mientras haya corazones capaces de conectar con las personas que sufren, habrá esperanza. ¿Cómo está tu corazón? ¿Unido o distante de todas ellas?
Hoy te invito a unirnos en oración con todas esas personas que están sufriendo en la Comunidad Valenciana:
Jesús, mi corazón se encoge al ver el dolor de todas estas personas. Sé que a ti te duele igual y en ello confío. Te pido que las ayudes, que puedan sentir tu consuelo y tu amor y, si no es mucho pedir, ayúdame a ver que Tú estás allí, porque a veces me cuesta reconocerte cuando veo tanto sufrimiento. Amén.
Que tengas un buen día.
Comentarios
Publicar un comentario
Comparte tu opinión de manera responsable y evita el anonimato: Escribe tu nombre, el curso y tu cole gabrielista. Muchas gracias.