Empezamos esta última semana, antes de celebrar la Navidad con Nhial, un joven afroamericano que creció en una aldea tranquila de Etiopía. Allí soñaba con ser periodista mientras jugaba a presentar las noticias, como hacía su padre en la radio de su casa. Sin embargo, su vida cambió drásticamente a los 11 años cuando su aldea fue atacada y arrasada por una milicia. Por ello, tuvo que huir al campo de refugiados de Kakuma en Kenia, donde pasó más de una década separado de su familia. A pesar de la adversidad, Nhial encontró esperanza en la escuela y dedicó su vida a ayudar a otros: creó un club de periodismo, fundó los Embajadores de la Paz de Jóvenes Refugiados y lideró proyectos como la Kakuma Book Drive para mejorar las oportunidades educativas en el campo. Durante la pandemia, lanzó campañas digitales para combatir la desinformación y proteger a su comunidad. Hoy estudia periodismo mientras sigue trabajando para transformar la vida de los refugiados, y es reconocido internacionalmente por su labor.
- ¿Cuáles son tus sueños de futuro?
- ¿Crees que Nhial perdió la esperanza? ¿Qué motivaciones tendrías tú para seguir hacia delante ante una situación como la que vivió Nhial?
La historia de Nhial nos recuerda que, incluso en medio del sufrimiento y la pérdida, se puede sembrar esperanza y trabajar por un mundo más justo. Su vida es un reflejo del espíritu del Adviento: estar alerta, construir la paz y hacer visible el amor de Dios en nuestras acciones. Te invito a mirar más allá de tus dificultades personales para convertirte en luz y esperanza para los demás. ¿Cómo puedes, en tu realidad, hacer visible este mismo espíritu?
Que tengas un buen día.
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