Foto de Steven Hylands de Pexels
¡Buenos días!
Cuentan que hace mucho tiempo, el rey de Babilonia y el rey de Arabia estaban enemistados. El rey de Babilonia, para demostrar al otro rey su poder, mandó construir un laberinto tan complejo que nadie pudiera escapar de él. Un día el rey de Arabia llegó a Babilonia de visita, y el rey anfitrión le dijo:
–Quiero mostrarte las maravillas de nuestra última construcción. Debes acceder por esta puerta y caminar por los pasillos… Realmente, te quedarás perplejo ante tal obra de arte.
El rey árabe, llevado por la curiosidad, entró en el laberinto y se dejó llevar por los cientos de pasillos que lo formaban. Evidentemente, se perdió. Estuvo vagando horas y horas por sus recovecos hasta que, desesperado, pidió ayuda a su Dios. Al final consiguió dar con la puerta de salida. El rey árabe no hizo ningún comentario ante el rey de Babilonia. Ni una queja. Se fue y, poco después, ordenó comenzar una cruenta batalla.
Las islas babilónicas quedaron arrasadas y su rey, apresado. Entonces, el rey árabe mandó atar a un camello al rey de Babilonia y lo condujo durante tres días por el desierto. Cuando llegaron al lugar de destino, el rey árabe le dijo al de Babilonia:
–Tú me mostraste el más bello laberinto que hiciste para mí. Nosotros tenemos un laberinto sin pasillos, sin recovecos, sin puertas de entrada y salida. Quiero que disfrutes de él tanto como disfruté yo del vuestro.
Y entonces soltó al rey de Babilonia y le dejó en mitad del desierto. Poco después murió de hambre y sed.
- ¿Qué te parece la actitud de los dos reyes? ¿Te sientes identificado/a con alguno de ellos?
- ¿Qué crees quiere reflejar este relato?
Venganza, odio, ira, represalias... es fácil caer en estas emociones, sobre todo cuando "nos lo han hecho antes a nosotros". Sin embargo, te invito a preguntarte: ¿dónde queda el perdón, las segundas oportunidades, la misericordia, el intentar amar al otro para dejar de verlo como tu enemigo? Los dos caminos son igual de posibles: una elección te edifica y libera y la otra te corroe por dentro y te oprime. ¿Cuál eliges tú?
Que tengas un buen día.
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