¡Buenos días!
¡Estamos de fiesta! ¿Lo sabías? Sí, cada 25 de marzo, los Hermanos de San Gabriel y toda la familia Montfortiana celebramos una de las fiestas más importantes del calendario cristiano: la Anunciación. Ese día en que María recibió una noticia que cambiaría su vida… y la nuestra.
¿Volvemos al pasado? Siglo I, en el pueblo de Nazaret, encontramos una joven, probablemente en su casa, en su día a día, cuando, de repente, un mensajero de Dios, el ángel Gabriel, aparece y le dice:
"Alégrate, María, el Señor está contigo. Vas a ser la madre del Hijo de Dios".
¿Whaaat? ¿Te imaginas? ¿Cómo habrías reaccionado? María, como seguramente cualquiera de nosotros, sintió miedo y confusión: "¿Cómo puede ser esto?". A lo que el ángel le recordó que para Dios nada es imposible. Y por si fuera poco, va María y contesta algo increíble: "Hágase en mí según tu palabra".
Vamos a ver, analicemos un poco esto, porque lo oímos muchas veces como si nada y, en verdad, esa respuesta demuestra muchísima madurez, confianza y valentía. Y es que, en realidad, María tenía muchas opciones. Podía haber dicho que no. Podía haber puesto excusas. Podía haber dejado que el miedo la paralizara. Y, sin embargo, aceptó sin titubear, dijo sí y confió. Y ojo, que gracias a ese sí, todo cambió.
De hecho, aquí estamos, siglos después, celebrando ese momento crucial en la historia de la humanidad para recordar que Dios sigue llamándonos. No con ángeles y trompetas, pero sí en lo cotidiano, en las personas que nos rodean, en las oportunidades de hacer el bien, en los desafíos que nos invitan a salir de nuestra zona de confort.
- ¿Alguna vez has sentido que tenías que hacer algo importante, aunque te diera miedo?
- ¿En qué situaciones de tu vida sientes que Dios o la vida te están llamando a confiar más?
- ¿Cómo sería el mundo si más personas dijeran sí a hacer el bien, como hizo María?
Que esta fiesta coincida en Cuaresma no es porque sí, la Anunciación de María quiere recordar que Dios quiere estar contigo, quiere hablar contigo y hacer un viaje contigo. Aunque Él no entrará en tu vida sin que le des permiso. Sí, así es, ahí está la libertad, esa que se te ha dado para hacer lo que quieras con tu vida. Una libertad que quiere vivir junto a ti. Dime, ¿estás dispuesto/a a escuchar su voz? Quizá entonces descubras esa alegría que cambió la vida de María, de Montfort y de tantos Gabrielistas. ¿Te atreves?
Que tengas un buen día.
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