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RELATOS DEL MUNDO: La polilla y la lámpara


¡Buenos días!
Cuentan que, una vez, una polilla, fascinada por la luz, volaba cada noche buscando el resplandor más hermoso. Un día, descubrió una lámpara de aceite que ardía en la oscuridad. Su llama era cálida, acogedora y llenaba de luz el lugar.
—Eres hermosa —le dijo la polilla a la llama—. Quiero acercarme a ti.
—Si lo haces demasiado, te quemarás —advirtió la lámpara.
Pero la polilla no pudo resistir la atracción y revoloteó cada vez más y más cerca. Entonces, una fuerte ráfaga de viento amenazó con apagar la llama. Sin dudarlo, la polilla se lanzó hacia el fuego, cubriendo con su frágil cuerpo la mecha e impidiendo que se apagara.
La polilla murió, pero la luz siguió brillando.
Al día siguiente, unos viajeros que pasaban por allí encontraron la lámpara aún encendida y pudieron orientarse en su camino. Nadie supo nunca del sacrificio de la polilla, pero su entrega permitió que otros encontraran su rumbo.
  • ¿Qué crees que puede representar la luz en esta historia?
  • ¿Reconoces, en tu día a día, alguna llama que corre el riesgo de apagarse?
  • ¿Crees que valió la pena el sacrificio de la polilla? ¿Qué crees que habrías hecho tú en su lugar?

Entramos en la tercera semana de Cuaresma. Como veréis en el cartel, que seguramente tenéis colgado en el aula o el pasillo, esta semana hablaremos de la entrega y el sacrificio con Ironman como protagonista. Y es que, a veces, dar lo mejor de nosotros implica renunciar a algo propio por el bien de los demás. Así que quizá esta semana la pregunta que te invito a pensar es: ¿qué estás dispuesto/a a ofrecer para que la luz siga brillando en el mundo? Recuerda que la vida se puede entregar de muchas maneras, busca la tuya.

Que tengas un buen día.

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