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EMOCIONARIO: Peregrinar


¡Buenos días!
¿Sabes qué? Quiero contarte algo que viví el pasado viernes por la noche. Sí, una de esas laaargas noches acompañado de muchas personas que no conoces del todo aunque en el fondo estáis allí por un mismo objetivo: que llegue la mañana y haya servido para algo bueno. Y aunque por la mañana las caras de todas esas personas (yo inclusive) eran todo un cuadro, puedo decir que lo volvería a hacer. Y no, no estoy hablando de ninguna discoteca, ni de ninguna fiesta. La experiencia de la que te hablo es la que pude compartir con otras 400 personas, incluidos los 62 alumnos y profesores Gabrielistas, que participaron en un peregrinaje nocturno hasta llegar al Monasterio de la Madre de Dios de Montserrat. Fueron unos 25 kilómetros por montaña en los que pude ser testigo de alegrías, risas, subidas y bajadas infernales, riachuelos con más agua de lo habitual que cruzar, tobillos hinchados, cansancio, dolor de pies y piernas, llantos, mucho compañerismo y mil emociones más. Y es que hacer una ruta así es capaz de sacar lo mejor y lo peor de ti. Cuando uno está agotado y piensa "ya no puedo más", deja de poner filtros y se muestra tal y como es, con sus debilidades y sus fortalezas, o dicho de otro modo: muestra su humanidad, esa que a veces nos da vergüenza mostrar por el "qué dirán" o lo mal que suena eso.
  • ¿Alguna vez has hecho alguna ruta? ¿Te animarías a hacer alguna o a repetir la experiencia?
  • ¿Harías un peregrinaje por alguien, caminar por alguien?
  • ¿Recuerdas algún momento de tu vida en el que tu cansancio ha mostrado tu humanidad? ¿Cómo te sentiste al poder expresar lo que llevabas dentro sin filtros?

Peregrinar es ir a un sitio con un objetivo espiritual concreto; en nuestro caso, saludar a la Virgen para ofrecerle nuestro esfuerzo, nuestro camino, nuestras alegrías y nuestras penas y, sobre todo, nuestro corazón, ese en el que residen los nombres de las personas que amamos y para quienes queremos su bien. Pero hay más, peregrinar es dar la vida, es dedicar ese tiempo a los demás, es hablar, es ayudar, es compartir, es escuchar. En resumen, es dejar de preocuparte por ti para atender a quien tienes a tu lado y te necesita. En realidad, puedes ser peregrino/a en tu día a día, ¿no crees?

Que tengas un buen día.

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