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MADRE TIERRA: A las puertas de la muerte


¡Buenos días!
Hoy vamos a dedicar estos primeros minutos de la mañana a pedir la paz en el mundo. Cada día escuchamos a los medios de comunicación hablar sobre algunas de las guerras activas, pero ¿sabías que hoy día hay unos 60 conflictos bélicos activos en todo el mundo? Unas guerras son mediáticas, otras silenciosas, pero hoy las contemplamos para escuchar las voces que sufren en silencio con este poema titulado "A las puertas de la muerte", de José Molina:

A las puertas de la muerte
hay inocentes hincados de rodillas
suplicando unas migajas de vida,
antes de que se la arrebaten
con bombas que sin piedad destruyen
todo cuanto encuentran a su paso.
Con fusiles cargados de odio,
disparando dardos envenenados
que asesinan sin mirar de frente,
a traición y por la espalda.
Con tanques, granadas y metralla,
que apagan las pocas luces
que aún alumbran su cielo,
su media luna herida de muerte.
Con balas que matan de hambre
a seres indefensos perdidos en la nada
que no empuñan armas;
solo esperanzas rotas en mil pedazos,
arrebatadas a punta de pistola,
tan solo corazones devastados,
cuyos latidos ya no se escuchan,
ensordecidos por el crepitar del fuego.

A las puertas de la muerte
hay criaturas sin suelo ni techo,
huérfanos de nombre y de memoria,
rezando para que no se abran,
que en esa tierra hostil que se desangra
la vida ya no vale nada.
En la que nadie sabe si habrá mañana,
que hoy apenas ya si existe
y ayer es un puñado de escombros,
bajo los que permanecen enterrados
recuerdos que no debieran borrarse,
gritos mudos que nadie escucha,
que hay muertes que nadie quiere ver,
que desvían las miradas hacia otro lado
y ciegan a cal y canto la razón y la mente.
Muertes a las que se hacen oídos sordos,
porque molesta escuchar lamentos
que alteran nuestra plácida vida diaria,
esa que por completo desconoce
qué es ser una criatura invisible
llorando de pena y hambruna
a las puertas de la muerte.

Como ves, este poema es tan triste como realista; sin embargo, si nos quedamos aquí, no dejamos lugar a la esperanza. Y sí, siempre hay un lugar para la esperanza. Por eso ahora os invito a tomar alguna de estas expresiones negativas sobre la guerra y transformarla en oración o en un deseo positivo. Por ejemplo: “suplicando unas migajas de vida”, la sustituyo por “Señor, regálales la vida a manos llenas”. O “Con fusiles cargados de odio”, la sustituyo por “con solidaridad cargada de amor”. Recuerda que tú también puedes ser portador/a de paz.

Que tengas un buen día.

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