- ¿Qué piensas cuando escuchas la palabra alabar o alabanza?
- ¿A quién o a qué alabamos hoy en nuestro día a día?
- ¿Alguna vez has sentido que una canción conecta contigo?, ¿como si esas palabras calaran en lo más profundo de ti?
Ahora daremos un pasito más porque alabar, para un creyente, no trata solo de admirar algo bonito, sino de abrirse a la experiencia de reconocer a un Bien mayor, una Belleza que sostiene todo lo que nos emociona. Para los cristianos, la alabanza es una manera de rezar porque descubre que Dios está presente en cada momento, que no está solo, que la vida es un regalo y que en todo lo verdadero, bonito y bueno late una presencia más grande: la de Dios. La música es un canal de alabanza y oración muy importante porque es capaz de conectar con nuestras emociones y convertirlas en un puente hacia lo trascendente. Y es que cuando una melodía nos conmueve y nos abre el corazón, da la sensación de que hay algo más, una luz, un sentido que nos sobrepasa. ¿Te atreves a descubrir en la alabanza un camino para mirar la vida con más gratitud, más profundidad y tal vez reconociendo a este Bien Mayor? Te invito a descubrirlo.

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