¡Buenos días!
Hoy, para celebrar el día internacional de la biodiversidad, recordamos que vivimos rodeados de una belleza que a veces no vemos: desde los colores brillantes de las plumas de un ave hasta la silenciosa labor de un hongo que salva vidas. Hemos de darnos cuenta de que todo en la naturaleza está conectado, como las piezas de un rompecabezas que sostiene la vida y, a la vez, hemos de recordar que ese equilibrio es delicado y fácilmente se ve dañado no solo por causas lejanas o ajenas, sino también por nuestras decisiones diarias, nuestro consumo y nuestra forma de vivir.
Proteger la biodiversidad no es solo “salvar a los animales” o “plantar árboles”. Es entender que al cuidar de la Tierra, también nos cuidamos a nosotros. Que cada acción cuenta. Y que no hay planeta B.
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- ¿Qué pequeños gestos puedes hacer tú en tu día a día para cuidar la biodiversidad?
En la Biblia, concretamente en el libro del Génesis, Dios confía el cuidado de la Tierra a la humanidad, no como dueños egoístas, sino como cuidadores responsables. Pero a veces, en lugar de proteger, explotamos. En lugar de agradecer, ignoramos. En lugar de servir, destruimos. ¿Qué tipo de huella quieres dejar en esta creación que se te ha confiado?
Que tengas un buen día.
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