Ir al contenido principal

RELATOS DEL MUNDO: El relojero


¡Buenos días!
Cuentan que había un pequeño pueblo en lo alto de un monte, donde los oficios eran heredados: el hijo del panadero hacía pan, el del herrero trabajaba el metal… En ese pueblo no faltaba nada: había carnicero, médico, cantero… y hasta un relojero. Este, hijo y nieto de relojeros, cuidaba los relojes de todo el pueblo, incluido el de la torre de la iglesia.
Todos los habitantes colaboraban y se sentían necesarios para el buen funcionamiento del pueblo. Un día llegó un mensajero de la ciudad con una carta para el relojero.
—¡He heredado una casa en la ciudad! —exclamó con alegría.
Los vecinos, angustiados por esa noticia, fueron a hablar con el relojero y le dijeron:
—Por favor, no te marches. ¿Quién arreglará nuestros relojes?
—Tranquilos —contestó el relojero—, os prometo que volveré. Hasta entonces no dejéis nunca de poner vuestros relojes en hora.
Tres días después, se fue con toda su familia.
Al principio, los vecinos, inquietos, vigilaban los relojes, pero como seguían funcionando, acabaron tranquilos mientras se decían que el relojero tampoco era tan importante.
Pasaron días, meses y años hasta que el primer reloj empezó a retrasarse. Al ver que no se arreglaba solo, su dueño lo guardó en un cajón. Poco a poco, el resto de habitantes hicieron lo mismo: al principio seguían poniéndolo en hora, hasta que se cansaban y lo guardaban en un cajón. Solo hubo una persona que siguió dándole cuerda, ajustándolo cada día con la ayuda del reloj de la torre.
Años después, el relojero volvió.
—Echaba de menos este lugar, pero he podido aprender muchas cosas nuevas —dijo.
Entonces todos corrieron a buscar sus relojes; pero, al cogerlos, se dieron cuenta de que todos estaban oxidados e irrecuperables. Bueno, todos menos uno, el que nunca dejó de funcionar, aunque fuera mal. Ese, el relojero solo tuvo que limpiarlo y ajustarle una manecilla.

  • ¿Alguna vez has hecho una promesa? ¿La cumpliste?
  • ¿Has visto romper una promesa? ¿Qué consecuencias tuvo?
  • ¿Cuál de los habitantes te identifica más? ¿Los que olvidaron la promesa o el que mantuvo la esperanza?

Dicen que la espera desespera, pero mira, esto mismo es lo que celebran los cristianos el día de Pentecostés (que ha sido este pasado domingo). La promesa que Dios hizo a su pueblo miles de años atrás y que vieron cumplida los primeros discípulos. La promesa del Espíritu Santo, aquel que se quedaría en la tierra para transformar cada corazón que quisiera recibirlo. Un regalo que Dios fue preparando durante mucho tiempo para dárselo a todo el mundo. Dime, ¿te gustaría recibir esa promesa? Quizá solo necesites decir con confianza: Ven, Espíritu Santo.

Que tengas un buen día.

Comentarios