El sendero en la montaña
Cierro los ojos, respiro profundamente y empiezo a visualizar: Me imagino que estoy al comienzo de un sendero, al pie de una montaña... Miro hacia el suelo, y lo veo recubierto de hojas secas de color marrón... El camino está algo cuesta arriba, y empiezo a subirlo... Mientras camino, me fijo que a los lados de ese camino hay pinos altos, de ramas verdes... Entre los pinos, distingo grandes helechos... Sigo subiendo, y ahora veo el cielo azul por encima de mí... Contemplo mi sombra a un lado mientras avanzo... Oigo el sonido de mis pisadas... Siento un ligero viento fresco en mi rostro... Me siento alegre y feliz de estar en este camino... A mi izquierda diviso un pequeño arroyo de agua.. Oigo su rumor... Me desvío hacia ese lado, desciendo una pequeña cuesta, y veo el río que fluye entre las piedras... Ahora me siento sobre la hierba, al lado del río, mientras contemplo sus aguas claras... Me tumbo ahora sobre la hierba, y siento cómo mi cuerpo se va relajando más y más... Descanso profundamente en este maravilloso lugar…
“En todos esos lugares busqué un hogar, un sitio donde poner mi residencia.” Eclo 24,7
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