En un mundo que cada vez separa más, discrimina más, roto por el miedo al distinto y diferente... en un mundo incapaz de ver al otro como hermano, descubrimos que solamente perdonando y mirándonos desde la confianza es posible la verdadera convivencia. Solo el perdón y la mirada del amor y acogida, son capaces de que crezcamos todos.
Seguiremos caminando,
más allá de fracasos y golpes.
Seguiremos amando,
venciendo a soledades y deserciones.
Seguirá la historia,
la memoria poblada y la espera impaciente
de lo que ha de llegar.
Uniremos los pedazos dispersos,
los fragmentos de sueños.
Estrecharemos brazos heridos.
Setenta veces siete alzaremos los ojos
y retomaremos la ruta.
Con otros,
igual de frágiles,
igual de fuertes,
igual de humanos,
haremos surcos
en la tierra fértil
para seguir sembrando
un evangelio de carne y hueso
regado con los anhelos más hondos,
y crecerá, imparable, la vida.
José María Rodríguez Olaizola, sj
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