Normalmente, la euforia aparece como consecuencia de una buena noticia o de una experiencia muy positiva. Aunque también hay esa euforia que nos hace sentir un poco todopoderosos y con la que nos entran ganas de "comernos el mundo". En este caso, a pesar de que parece todo muy guay, nuestras reacciones dependen de la manera en que se gestiona la emoción, debido a que los sentimientos positivos que se generan pueden desencadenar un desequilibrio emocional, ya que al ser una exacerbación de la sensación de bienestar y un estado alterado de la consciencia, podemos ponernos en riesgo a nosotros mismos y a los demás.
¿Y a vosotros? ¿Qué os pone eufóricos? ¿Dónde crees que está el límite entre una alegría sana y una euforia desbordada?
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