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PERSONAS: Las mujeres (25 de nov, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer)

Las mujeres estamos constantemente construyéndonos, definiéndonos y tratando de buscar y de dar sentido a nuestro yo más profundo, a nuestra esencia. Tal vez a muchas personas estas afirmaciones les resulten lejanas o incluso baldías en nuestra cultura y nuestro mundo occidental en donde algunos se preguntan por qué hay voces que reclaman igualdad o que hablan de los derechos de las mujeres. Es cierto que se han conseguido grandes logros, pero aún nos queda mucho recorrido por hacer para hablar de IGUALDAD, así, con mayúsculas. Lo curioso es que, en nuestro día a día, los detalles son tan sutiles que una no suele ser muy consciente de que nuestra sociedad aún dista mucho de ser llamada igualitaria, y en consecuencia, justa; pero de pronto, te pones “las gafas de género” y empiezas a ver el mundo y a entenderlo desde otra perspectiva. […] La violencia contra las mujeres de la que tanto oímos hablar, tiene un punto de reflexión aun más dramático: esas mujeres que han muerto a manos de sus parejas, antes, mucho antes, ya habían perdido lo más básico y esencial para el ser humano que es poder configurarse como tal. Sin llegar a lo más extremo de la violencia contra las mujeres, podemos hablar de las diferencias de salarios entre varones y mujeres, del “techo de cristal” al que llegan mujeres con altos grados de preparación o de muchas otras situaciones que, no por ser cotidianas, tienen menos de sexistas. Creo que tenemos una deuda con esta mirada, con las mujeres y con nuestra manera de situarnos/situarlas en el mundo. Cuidar la manera en la que hablamos (porque “lo que no se nombra, no existe”) sin caer en tópicos de simple burla, tratar de promover la justicia en nuestro entorno, trabajar codo a codo, hombres y mujeres, para establecer las bases de una verdadera igualdad, son actitudes vitales que deberían estar en nuestro horizonte como personas y más como personas cristianas.
Jesucristo, en su época, en su cultura, en un contexto en el que las mujeres eran tanto como nada, se acercó a ellas, las cuidó y acusó a los que las acusaban de forma hipócrita. Les devolvió su dignidad, la de ser mujeres; ahora nos toca a nosotros y nosotras continuar ese camino, sin duda, uno de los que nos ayudarán a construir El Reino.                                                           Lucia Rodríguez Olay. pastoralsj.org


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