Ir al contenido principal

¡A PENSAR!: La empatía, la llave de la bondad y la compasión

“SIEMPRE que alivies el dolor de otro ser humano, tu vida no será en vano”, escribió Helen Keller. No hay duda de que ella entendía lo que era el sufrimiento emocional, pues a los diecinueve meses de edad, una enfermedad la dejó completamente ciega y sorda. No obstante, una maestra compasiva, Ann Sullivan, le enseñó a leer y escribir en braille, y, más adelante, a hablar.
Ann sabía muy bien lo frustrante que era luchar contra una discapacidad física, pues ella misma estaba casi ciega. Pero con paciencia ideó una manera de comunicarse con Helen, que consistía en “deletrear” las palabras en la mano de esta. La empatía de su maestra impulsó a Helen a dedicar su propia vida a ayudar a los ciegos y los sordos. Como había tenido que esforzarse mucho para superar su discapacidad, se compadecía de quienes se encontraban en circunstancias similares y deseaba ayudarlos.
A los cristianos se nos manda amar al prójimo y tenernos amor intenso unos a otros. Sin embargo, es probable que pasemos por alto las oportunidades de mitigar el sufrimiento de los demás. La razón tal vez sea sencillamente que no conocemos sus necesidades.
La empatía es la llave que abre la puerta de la bondad y la compasión.


Comentarios