Desde finales de agosto, 671.000 personas de la comunidad rohingya, de las que más de la mitad son niños, han tenido que huir de una violencia brutal en Myanmar. Llegan a Bangladesh traumatizados tras un peligroso viaje para vivir en casas de plástico y palos, sin acceso a agua, salud ni ningún otro servicio básico. Y, por si fuera poco, llega la época de ciclones y lluvias torrenciales, que pueden dejarles sin alimentos ni agua para beber y provocarles enfermedades como el cólera. Van a vivir una emergencia dentro de la emergencia.
Naciones Unidas describe a los rohingya como uno de los pueblos más perseguidos del mundo, una minoría "sin amigos y sin tierra". Aunque han vivido en Birmania por varias generaciones, el gobierno de ese país afirma que son nuevos inmigrantes y por lo tanto se les niega la ciudadanía. Cerca de un millón de personas forman la minoría étnica, lingüística y religiosa de los rohingya, un pueblo musulmán discriminado y perseguido durante décadas. En el país que los rohingya consideran su hogar, Birmania, también conocido como Myanmar, se les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades. En la más reciente muestra de discriminación, las autoridades regionales anunciaron recientemente que comenzarán a poner en práctica una norma que prohíbe a los rohingya tener más de dos hijos. Desde 1948, cuando se independizó el país, han sido víctimas de tortura, negligencia y represión.
Fuente: Unicef y bbc.com
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