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RELATOS: El Anacoreta y compartir la soledad


El Anacoreta y compartir la soledad
El anacoreta y su joven seguidor pasaban, a veces, horas juntos sin decirse nada. El joven preguntó si no estaban perdiendo el tiempo. El anciano se puso a reír, tomó un libro de la estantería y le dijo:
- Lo que hacemos es compartir nuestra soledad. Mira lo que dice Henri Nouwen al respecto: "Un amigo es más que un terapeuta o un confesor, aun cuando un amigo pueda a veces curarnos y ofrecernos el perdón de Dios. Un amigo es esa otra persona con la cual podemos compartir nuestra soledad, nuestro silencio y nuestra oración. Un amigo es esa otra persona con quien podemos mirar un árbol y decir: 'Mira, ¡qué hermoso es!', o sentarnos en la playa y mirar cómo el sol va desapareciendo lentamente bajo el horizonte. Con un amigo no tenemos que decir ni hacer nada especial. Con un amigo podemos permanecer en silencio y saber que Dios está allí, con los dos".
Luego le preguntó:
- ¿Te parece que perdemos el tiempo?

A veces compartir es únicamente acompañar. Una palabra amable, una visita oportuna, un gesto de apoyo, un espacio de silencio… Cuando nos percatamos de la satisfacción de acompañar y compartir, comprendemos que en este acto de generosidad  se encuentra la verdadera alegría.
¿Qué le responderías al anacoreta?


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