El Anacoreta y el elefante
"El circo había llegado a la ciudad y eso se notaba en los niños. El Anacoreta y su joven seguidor fueron a pasearse entre las casetas ya que uno de los equilibristas era un buen amigo del anciano. El Anacoreta se paró ante los elefantes. Esos grandes animales estaban atados con una cadena alrededor de una pata, unida a una pequeña estaca clavada en el suelo.
- ¿Cómo es que no se escapan si con un simple tirón harían saltar la estaca? - preguntó el joven seguidor.
El Anacoreta sonrió y respondió:
- Un cuento de Ceilán lo explica. Están tan acostumbrados a estar atados a barras de hierro bien sujetas, que ya no intentan liberarse, creen que no lo lograrán.
Luego miró a los ojos de su joven seguidor y concluyó:
- Lo mismo nos pasa a nosotros. Las cosas que nos impiden liberarnos y avanzar en nuestro camino espiritual son tan livianas como la estaca que sujeta al elefante. Un pequeño hilo nos inmoviliza y no intentamos luchar de verdad. Creemos que no lo lograremos, que es un camino imposible. El problema es, que ni siquiera intentamos empezar a andar.
Y siguieron paseando entre las roulottes y camiones del Circo..."
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de un «no puedo»… Tu única manera de cambiar, es intentarlo de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato porque nos recuerda que el “sí puedo” es más poderoso que el “no puedo”. Si nosotros estamos convencidos de ello y creemos en nosotros mismos, no habrá estacas ni hilos que nos amarren.
SG Aranda, 1o bachillerato.
Me parece una gran reflexión por que nos hace darnos cuenta de que no debemos tirar la toalla ya que tenemos que ponernos metas en nuestra vida para llegar a alcanzarlas, pero no debemos dejarnos engañar por las situaciones. En la vida no podemos conformarnos con lo que nos quieren hacer ver, sino que siempre hay que ir más allá para salir de la situación.
ResponderEliminarSg Aranda 1º Bachillerato.