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PENTECOSTÉS

PENTECOSTÉS
La llegada del Espíritu, que celebramos en Pentecostés, infunde el deseo de vivir desde el amor que un día nos descolocó y que habita en nosotros cuando la realidad parece que se vuelve oscura. El Espíritu decide actuar y transformar la realidad porque los dones que trae no llevan  la queja, sino al amor.
Por ello, te pedimos:
Señor, como los apóstoles el día de Pentecostés, hoy necesito tu Espíritu:
para ser fuerte ante las tentaciones del consumismo y del materialismo, para seguir creyendo y esperando en medio de una sociedad marcada por el descreimiento y el desencanto; para ser atrevido y fiel a la hora de anunciar con firmeza tu mensaje a una sociedad que se aleja de ti; para tener la osadía de no dejarme dominar por la rutina y la comodidad de las costumbres y de las fórmulas, cuando la vida y la novedad de situaciones me obligan a encontrar nuevas respuestas que den razón de mi esperanza y estimulen a los otros a creer.
Que tu Espíritu ilumine y transforme mi vida y me haga fiel al AMOR.

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