La humildad no es un valor común hoy en día. La humildad no vende. Está pasada de moda, caduca, vencida, demodé. Pertenece a otra época, a otra moral, incluso. Sin embargo, es una cualidad cada día más necesaria en este mundo de petulantes en el que todos sabemos de todo y nunca nos equivocamos. La humildad es necesaria porque no somos perfectos, y hemos de ser capaces de reconocer nuestras limitaciones. Implica ver en el otro no a un competidor, sino a un maestro, en tanto que es mejor que uno mismo en determinados aspectos.
Una sana humildad (que no auto-humillación) te sitúa en capacidad de reconocer los dones de los demás; de aceptar que puedes equivocarte, que no eres infalible, que no te vale con el éxito anterior. Y sobre todo, te abre a sentirte necesitado…
@pastoralsj
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