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Enfocar: Encerrados


(ref. Lucas 11 ,29-32)
¿Conoces la historia de Jonás? Sí, aquel que estuvo encerrado en el vientre de la ballena durante tres días. Es uno de los libros del Antiguo Testamento. En él se relata su “aventura” dentro del cetáceo y cómo se libró del encierro.
A menudo nosotros también estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles e inhóspitas. Incluso en nuestras relaciones somos incapaces de apertura: la pareja, la familia, el grupo de amigos… 
El camino de Cuaresma nos habla de una forma de vivir que es muy diferente. Una forma de vivir que supone apertura, incertidumbre, riesgo... Tenemos que soltarnos de estructuras que nos impiden caer, pero que no nos dejan tampoco correr.
La señal de Jonás de que es posible resurgir mediante la fe, debe orientarnos durante este tiempo de reflexión. Solo hace falta creer.
¿No tienes miedo de quedarte encerrado en burbujas que te impidan ver, oler, sentir, conocer, gustar el mundo, sus gentes, sus posibilidades, su diversidad, sus retos, los valores profundos escondidos en él?

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