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A contraluz: ¿Libres?



"Estoy convencido de que el mundo avanza hacia mejor (con tantos tropiezos) pero no puedo ignorar que avanza muy lentamente. Hoy el hombre sigue atado a muchas más esclavitudes de las que imagina.
Es esclava la persona que está atada por su propia libertad cuando no sabe para qué le sirve. Porque la libertad no es un valor en sí mismo, sino un solar en el que construirse. De nada sirve ser libres para pensar si luego no somos capaces de pensar; libres para opinar si solo opinamos de fútbol.
Es esclavo el que vive encadenado por su incultura o el que gasta su vida en un trabajo en el que no se realiza. Es esclavo el que es siervo de sus propios miedos o de sus propios vicios. Es esclavo el que gasta su salud para ganar dinero, quien da muchas cosas a sus hijos y no tiene tiempo para darles amor.
Todos tenemos zonas de esclavitud en nuestro ser. Lo grave es que nos habituamos a las cadenas y no las percibimos. Pero la libertad es algo demasiado grande como para que no la busquemos y para que la malgastemos cuando la tenemos. A veces la libertad es más incómoda que nuestras propias esclavitudes porque no seré yo quien crea que ser libre es la capacidad de hacer lo que te venga en gana. La libertad solo puede ser la posibilidad de hacer aquello que me permita ser más persona.
Solo se es libre para amar más o para hacer más humano nuestro mundo. Solo es libre quien tiene el alma tensa y dirigida hacia algo que es más grande que él. Un hombre verdaderamente libre en su interior convierte en liberador todo lo que hace. Porque esta es la más hermosa de las verdades: que se pueden aplastar las libertades exteriores pero nadie es capaz de encadenar un alma decidida a ser libre. Te pueden quitar el pan, no los sueños, el dinero, no la esperanza ni el coraje".

(José Luis Martín Descalzo 1930-1991)

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