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Madre Tierra: ¿Podemos cambiar el mundo cambiando de dieta?


¿Hamburguesa o verduras? ¿Estofado o ensalada? ¿Sopa o fruta? La decisión no afecta sólo a nuestro nivel de colesterol. También afecta al futuro del planeta. La industria alimentaria es la responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso transitar hacia una alimentación sostenible parece un objetivo inexcusable si queremos luchar contra el cambio climático. Alcanzar los objetivos climáticos sin cambiar nuestra dieta es totalmente imposible. Si queremos asegurar un futuro sostenible para el planeta, debemos acometer una profunda transformación de nuestros hábitos alimenticios, consumiendo productos ecológicos, de temporada y de proximidad. Esta es la opinión de numerosos expertos, que consideran esencial que cambiemos con urgencia nuestros hábitos en la mesa. 
La alimentación es una de las actividades humanas más importantes y de mayor impacto medioambiental. Si queremos luchar contra el cambio climático es necesario que cambiemos ciertos patrones muy arraigados en nuestra sociedad. La agricultura y la ganadería son dos sectores que están obligados a avanzar hacia modelos más sostenibles. La agricultura, por ejemplo, utiliza una tercera parte de la superficie del planeta y tres cuartas partes del agua dulce.  La agricultura intensiva ha permitido elevar la producción agrícola a los niveles necesarios para alimentar a la población. Pero también ha aumentado la erosión del suelo y ha reducido el material orgánico. 
Por su parte, la industria ganadera requiere el consumo de enormes cantidades de agua y grandes superficies de tierra. Además, el ganado vacuno es la especie animal responsable de más del 65% de las emisiones de CO2, el principal gas causante del efecto invernadero. Un informe publicado por la Organización de Naciones Unidas, a través de su Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) afirma que adoptar una dieta sana y equilibrada es clave para reducir las emisiones de CO2. Nuestra dieta debería estar basada en un menor consumo de carne y tener un alto contenido en legumbres, cereales, frutas, verduras, hortalizas y frutos secos. Este grupo de expertos concluye que para mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados, debemos implementar profundos cambios en el consumo de alimentos. 

Volviendo al inicio... escojamos las verduras, las ensaladas y la fruta, nuestra Madre Tierra nos lo agradecerá. 

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