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Enfocar: Estudiar


Estudiar es una actividad engorrosa y pesada. Los que hemos pasado por ahí suspirábamos con desgana cada vez que nos teníamos que poner delante de los libros a hincar codos. Pero lo hacíamos, porque sabíamos que era el camino por donde había que pasar. Hoy en día estamos agradecidos por la oportunidad de estudiar que se nos dio y convencidos de que mereció la pena. Y así lo queremos inculcar.

Pero tenemos unos contrincantes duros de pelar, y no son precisamente los libros. Son estos «influencers» o personajes de televisión que ganan fama y fortuna a base de crear contenidos para los que solo hace falta un buen móvil, avanzados dispositivos electrónicos, soltura ante la cámara y algo que contar cada día. Estos son los referentes que hoy encandilan. Y con semejantes competidores se hace muy difícil hacerles comprender a las nuevas generaciones que la vida es larga, que la juventud pasa y que es parte importante de tu vida esa faceta del ser que está relacionada con lo que haces, con tu profesión. Si ahí eres feliz, tienes ya mucho ganado.

Siempre he pensado que estudiar es la mejor herencia que me han podido dejar mis padres. Los estudios permanecerán con uno para siempre, junto con los auténticos amigos y los amores verdaderos (no solo los de pareja). Hay amistades que van y vienen, novietes y novietas que van y vienen, momentos que parecen eternos pero que pasarán, promesas y propósitos que quedarán en el olvido… ¿Qué quedará? Lo que nos construyó como personas, lo que nos hizo ser mejores seres humanos. Y estudiar ayuda mucho a ello. El estudio te abre la mente, te cultiva, te «rellena», te invita a compartir, servir y trascender.

@pastoralsj

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