Sentimos desánimo cuando nos falta el aliento para seguir adelante; cuando empezamos a notar cansancio y lo que tenemos entre manos ya no parece tan fácil.
Imagina que estás en un bosque y quieres regresar a casa. Emprendes un camino y no es el adecuado. Regresas al punto de partida. Buscas otra ruta. Tampoco es esa. Insistes. Vuelves a equivocarte. Al cuarto intento, percibes que tus fuerzas fallan, te desanimas. Eso es el desánimo".
A medida que el desánimo se acerca, nuestra meta se aleja. En lugar de ceder al desánimo, toma la iniciativa. Porque tienes sueños, deseos, inquietudes. Porque crees en quien te invita a intentarlo. Acomete proyectos. Comparte ideales. Abraza y déjate abrazar.
¿Me vencen a veces el desánimo, el cansancio, la rendición? ¿Me puede a veces la falta de resultados, la sensación de fracaso?
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