Ir al contenido principal

A contraluz: Cuando la tierra se mueve


Un joven mira el estado de su casa tras el terremoto del pasado viernes día 8 por la noche en Marruecos. Su padre y su hermana forman parte de los más de 2800 fallecidos que, de momento, notifica el gobierno. Una noticia así nos desquicia, nos hace pensar en la pequeñez de la vida humana ante la fuerza de la naturaleza. Desgraciadamente, cuando se desata la violencia de los elementos, los humanos tenemos las de perder. Tendremos que rezar una oración, tener un pensamiento de compasión hacia las víctimas.

Pese a la tristeza que siento, no acabo de entender la noticia de la negativa del gobierno marroquí a la ayuda ofrecida por distintos países. Hoy en día no se puede esconder nada y se sabe que hay sitios donde el auxilio todavía no ha llegado. No quiero preguntar el porqué. Las respuestas políticas no me satisfacen. No me gusta que sea más importante la estrategia que las personas. La ética samaritana me dice que es necesario ayudar a quien lo necesite, sin condiciones. Recuerdo el ofrecimiento de monedas del samaritano al dueño de la posada para cuidar al herido. Sí, esta es una buena forma de canalizar mi ayuda. Cáritas, Manos unidas, Unicef...todas ellas han activado una campaña de emergencia para ayudar a las víctimas del terremoto. ¿Me siento interpelado/a?

Comentarios